El glaucoma es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al nervio óptico y, si no es tratada, lleva a la perdida de visión del ojo afectado. Corresponde a la segunda causa de ceguera a nivel mundial y el daño que provoca es irreversible.
Esta enfermedad es en general de desarrollo silente, tanto así que mucha de las personas afectadas no tienen idea de padecerla. Existen diversos tipos de clasificación para el glaucoma, sin embargo, no es nuestra intención profundizar en ello.
Uno de los factores de riesgo para el desarrollo del glaucoma, es una Presión intraocular (PIO) aumentada, pero por si sola ésta no es un indicador de glaucoma, ya que también es sabido que algunas personas con valores de PIO normales pueden estar afectadas, asi como algunas otras con PIO elevada y que nunca presentan una degradación de las fibras del nervio óptico.
Existe una batería de exámenes que se utilizan para el diagnóstico del glaucoma, dentro de los cuales se pueden mencionar: Curva de tensión Ambulatoria (CTA), Campo visual Computado (CVC), Campo Visual Goldman y Biomicroscopía.
Anterior mente se menciono que la PIO aumentada es uno de los factores de riesgo para el glaucoma, aunque existen otros como: Alta miopía, Familiares primarios con glaucoma y edad superior a 50 años.
El tratamiento del glaucoma se basa principalmente en la disminución de la PIO. Ésta disminución dependerá de las necesidades de cada uno y de la PIO de inicio del daño al nervio.
En etapas avanzadas la perdida del campo visual se puede apreciar como una visión en tubo.
La PIO se puede disminuir mediante fármacos o por medio de cirugía (trabeculectomía). No obstante, es necesario recordar que el daño causado por el glaucoma no se puede revertir.
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